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Argentina
Discriminación con adult@s mayores
Desde que nace y hasta que muere, el hombre y la mujer forman
parte de la sociedad y ésta no tiene derecho a desentenderse de
ell@s
en la vejez que, al fin y al cabo, no es más que una parte de la vida.
Introducción
Para la República Argentina el actual 14,4 % de personas de 60 y más años,
equivale aproximadamente a 5.000.000 de ciudadanos Mayores con un promedio de
vida para las mujeres de 76 años y para los hombres de 70 años que se elevará en
el año 2010 a más del 15 %. El cambio demográfico conlleva mayores demandas de
seguridad social y servicios sociales específicos para este grupo etáreo. Hay
que tener en cuenta que
la República Argentina es el segundo país proporcionalmente más envejecido
de América Latina.
Las cifras nos deben hacer reflexionar sobre la incorporación de éste segmento
poblacional a los Servicios de: ** Educación; ** Vivienda; ** Salud; **
Oportunidades de Trabajo; ** Recreación, muchos de los cuales son deficitarios,
insuficientes o inexistentes.
Asimismo, el número de familias del que dependerán tanto las Personas de Edad
como los jóvenes va en aumento. Aunque las mujeres son quienes actualmente
proporcionan la mayor parte de la atención a las y los ancianos miembros de la
familia, este apoyo está disminuyendo, toda vez que aumenta el número de hijas,
esposas y nueras que salen a trabajar o intentan hacerlo.
Las políticas sociales deben formularse no sólo en función de los Mayores y sus
necesidades específicas, sino también dentro de un contexto intergeneracional,
siendo un consenso universal que los Programas destinados a las Personas de Edad
deben estar basados en la familia y en la comunidad. Los programas de acción
como objetivo fundamental deben preservar la identidad social de los Ancianos,
evitando de todas las formas posibles el aislamiento y la segregación social de
los mismos, para que puedan prolongar durante el mayor tiempo posible su
autonomía.
Institucionalización
Los temas referidos a Gerontología representan un amplio firmamento, del cual
tal como si a través de un telescopio lo visualizáramos, uno de los escenarios
donde más se vulneran los Derechos es la institucionalización. Aunque esta
problemática lamentablemente afecte a todos los seres humanos sin distinción de
edades cuando deben vivir situaciones tan dolorosas.
Al abordarse el tema de internación geriátrica es muy común que se eufemice, se
disfrace o se niegue; veamos qué ocurre entre mito y realidad:
El mito sostiene que gran número de personas Mayores "viven mejor en los
geriátricos, con la gente de su edad y personal que los atienda"; la realidad
nos demuestra que en nuestro País tenemos un índice bajo de Ancianos que viven
internados, solamente el 2 % de la población total de personas de 60 años y más.
Se ha mencionado el asombroso crecimiento del grupo de Adultos Mayores y la
permanencia en la Sociedad de falsos estereotipos ha contribuido a reforzar el
mito, no obstante en los últimos años al incrementarse la pobreza sumado al
desempleo de los hijos, las instituciones oficiales, señalan tener una mayor
demanda.
En la mayoría de los países, la familia es aún la principal proveedora de
cuidados para los Mayores, la salida de la mujer al espacio laboral y social, y
otros cambios -incluído el incremento de los divorcios-, son factores que
contribuyen al aislamiento y a la soledad de los ancianos que en épocas no tan
lejanas ocupaban un lugar privilegiado.
Para algunos Autores, estos cambios son más patentes en los países desarrollados
y más acusados en las zonas urbanas que en las rurales; no obstante la
experiencia nos indica que en países en desarrollo como el nuestro también se
comprueban las mismas problemáticas, sumado al altísimo nivel de urbanización,
el desempleo y todas las consecuencias negativas de las políticas económicas
neo-liberales, donde el único privilegiado ha sido el "mercado".
La familia es un grupo insustituible en el cual debe permanecer el anciano el
mayor tiempo posible, pues
desvincularlo de su medio constituye un factor de alto riesgo social.
En este sentido la OMS
en su informe Técnico Nº 706 insiste sobre la "necesidad
de mantener al anciano en su entorno familiar, como medida óptima para la
promoción de salud y la prevención de enfermedades".
En abril-2002 el Foro de ong´s y la II Asamblea Mundial sobre Envejecimiento,
recomendaron enfáticamente, como una cuestión de Derechos Humanos, la
implementación de las llamadas alternativas (Centros de Día, Hospital de Día,
Atención Gerontológica domiciliaria, etc.).
El eminente Gerontopsiquiatra Suizo Dr. J.P.Junod ya había alertado sobre los
riesgos de la institucionalización:
"El
ingreso en un asilo es para cualquier anciano prueba psicológica tremenda. A
excepción de unos pocos enfermos que deciden ellos mismos el ingreso, hay que
decir que esta medida viene a ser una despedida del pasado, a la que se asocia
un sentimiento subjetivo de humillación.
La pena de haber tenido que
abandonar lo esencial de su "ámbito existencial" -barrio, vivienda, muebles
propios- pertenece a una realidad demasiado inmediata para que quepan remedios
cómodos.
Por lo demás, los reglamentos
propios de tales instituciones se viven subjetivamente como coercimiento. A la
vez, el pasado se embellece retrospectivamente, con lo que se refuerza el
sentimiento de desfase que tienen la mayoría de estos pacientes".
(2)
También el Dr. Leandro Despouy (3), se ocupó del tema expresando:
"Está probado que si bien la institucionalización afecta a una escasa
minoría de personas, ella es en el fondo una de las formas más severas y comunes
de exclusión de las mismas. Muchas veces las instalaciones se encuentran
físicamente distanciadas de la comunidad, al estar situadas en zonas rurales y
despobladas, con lo cual la exclusión es mayor. Dentro de aquéllas, las personas
llevan una vida que poco o nada tiene que ver con la del resto de los miembros
de la sociedad. En las instituciones, la libertad de asociación suele estar
restringida, ya que se realiza una separación por sexos. Es muy común que se les
abra el correo y se les niegue el acceso a otros medios de comunicación con el
mundo exterior. La internación también suele dar lugar a la excesiva dependencia
de drogas y otras formas de control del comportamiento. Aun las instituciones
más modernas, con buen equipamiento e idóneo personal, tienen algo de
deshumanizantes, ya que la institucionalización se basa en la suposición de que
las personas no son capaces de llevar una vida independiente como integrantes de
la comunidad, y de esa manera los residentes son animados a volverse pasivos y
dependientes. El mismo hecho de segregarlos de la sociedad fomenta esa
desviación, creando en los residentes el desarrollo de lo que se ha dado en
llamar "carácter de institución", lo que dificulta el reintegro de esas personas
a la comunidad.
Más allá de ciertos abusos
horrendos, de los que con frecuencia suelen hacerse eco los medios de
comunicación, sobre todo cuando aquéllos han implicado la muerte de la persona
internada, en la vida ordinaria de las instituciones se presentan situaciones
desgarrantes, generalmente ignoradas e impensables para quienes nunca han
visitado un establecimiento de este tipo.
A su vez, las visitas tienen
lugar en ambientes comunes, lo que impide un contacto afectivo natural tan
necesario para esas personas cuando se encuentran con sus seres queridos.
También suele ocurrir que las visitas vayan disminuyendo en número y
habitualidad, sobre todo si la institución está alejada de la ciudad. Por más
moderna y eficiente que sea la institución, el residente tenderá a ir perdiendo
noción real del mundo exterior, con el que sólo podrá conectarse a través de la
televisión, los familiares o amigos que lo visiten, siempre y cuando ello
suceda. Ha acontecido -incluso en países desarrollados- que algunas personas "almacenadas"
en instituciones pasen años y a veces el resto de sus vidas sin que nadie
reclame por ellas a pesar de que se encuentren en condiciones de integrarse a la
comunidad y de vivir en su seno". (4)
La Psicoanalista Francesa
Maud Mannoni (5) se ocupa del tema refiriendo:
"El uso del "chaleco-cinturón", parecería haber sido desterrado
definitivamente, sin embargo en Francia [según relata la autora y
desgraciadamente nos consta que no sólo en ese País] ha sido suplantado por el "chaleco
químico o farmacológico"; en un contexto donde sólo hay dos asistentes para
treinta y seis personas, el número de amarrados al sillón o a la cama en los
fines de semana y feriados se hace proporcional a la disminución de un personal
ya insuficiente en el servicio". "Los
ancianos de "buen puntaje" son los pasivos y los que duermen todo el día. Nada
se quiere saber de los perturbadores, cuya protesta tiene sin embargo valor de
verdad (referido a una concepción normativa de la Gerontología que reduce al individuo a la condición de mero objeto de "cuidados",
estándole negado el derecho a la palabra)".
Muchas Instituciones oficiales y privadas de nuestro país presentan el mismo
cuadro, que una víctima resumió con estas palabras: "El mejor viejo es el que no
rezonga ni se queja".
Algunos Organismos de Derechos
Humanos, Organizaciones de Naciones Unidas y otros también, se pronunciaron
sobre la problemática:
"La
incoherencia reina en cuanto al ingreso de una persona de edad muy
frecuentemente considerada como objeto y no como sujeto que afronta una
situación: así el ingreso se hace en función de la vacante de camas, lo que
produce ciertas anomalías con respecto a la atención, anomalías que explican la
heterogeneidad de las poblaciones acogidas, pero también las transferencias
sucesivas que traumatizan a la persona de edad y aceleran el proceso de
regresión: además una colocación errónea puede llevar a la irreversibilidad".
(6)
En el Protocolo Adicional a
la Convención Interamericana
de Derechos Humanos en materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales,
llamado Protocolo de San Salvador (1988), en el acápite referente a la
Protección de los Ancianos, se dispone:
"Toda
persona tiene derecho a protección especial durante su ancianidad. En tal
cometido, los Estados Partes se comprometen a adoptar de manera progresiva las
medidas necesarias a fin de llevar ese derecho a la práctica, y en particular:
a) Proporcionar
instalaciones adecuadas, así como alimentación y atención médica especializada a
las personas de edad avanzada que carezcan de ella y no se encuentren en
condiciones de proporcionársela por sí mismas;
b) Ejecutar programas
laborales específicos destinados a conceder a los ancianos la posibilidad de
realizar una actividad productiva adecuada a sus capacidades respetando su
vocación o deseo;
c) Estimular la formación
de organizaciones sociales destinadas a mejorar la calidad de vida de los
ancianos". (art. 17)
Se podría señalar que la atención integral y adecuada de los ancianos sólo se
puede lograr con su incorporación en todas las actividades de la vida
comunitaria, en la cual se fortalezcan los vínculos Intergeneracionales y las
acciones intersectoriales, con especial participación de los centros formadores
de personal y los entes proveedores de servicios.
La adopción de esquemas de servicios encaminados a asegurar la vida
independiente del anciano, y el reconocimiento de las condiciones dramáticas en
las que viven los asilados y de los efectos desastrosos que la
institucionalización tiene en el anciano no vulnerable, crean las condiciones
para el abandono progresivo en la Región de los asilos de ancianos como fórmula
de atención. Influenciados por esquemas de atención desarrollados en los países
industrializados, grupos empresariales (nacionales y transnacionales) establecen
y desarrollan hogares de ancianos o casas de reposo que operan con fines de
lucro y ofrecen una amplia gama de servicios a Mayores con grados relativos de
vulnerabilidad. En general, funcionan con un alto grado de autonomía operacional
en la medida que el Estado ejerce un control más bien laxo, con un grado
potencial de abuso relativamente alto.
En general el Programa Regional "Salud de los Ancianos" de la OPS, recomienda
enfáticamente la necesidad de que se establezcan en cada país las normas de
atención de los ancianos a partir de modelos orientados a la familia y a la
comunidad. Deberá priorizarse el enfoque de riesgo tanto individual como
colectivo, teniendo en cuenta los ambientes habitacionales, ocupacional y
recreacional para generar acciones eminentemente preventivas y de promoción de
la salud, con fuerte participación comunitaria. El Programa Regional no
recomienda la apertura de nuevos hogares de ancianos ni la expansión de los
existentes, sino más bien evaluar los que existen y mejorar sus condiciones
físicas y de funcionamiento. (7)
El "Plan de Acción Internacional de Viena sobre el Envejecimiento", reafirmó la
convicción de que los Derechos Fundamentales e inalienables consagrados en la
Declaración Universal de los Derechos Humanos (O.N.U. 1948), se aplican plena e
íntegramente a las Personas de Edad. Reconoce que la
"Calidad de Vida, no es menos importante que la longevidad y que, por
consiguiente, las Personas de Edad deben, en la medida de lo posible, disfrutar
en el seno de sus propias familias y comunidades, de una vida plena, saludable,
segura, satisfactoria, y ser estimadas como parte integrante de
la Sociedad".
Se ha demostrado que la institucionalización produce efectos no deseados sobre
las personas, producto del cambio y del desarraigo, más allá de las propias
causas que lo motivaron, que obliga a instrumentar todos los medios necesarios
para contener esa situación y garantizar una correcta atención de los mismos,
priorizando la calidad de vida y el respeto a sus derechos en todos los ámbitos.
No se puede desconocer el
Derecho al domicilio
"El domicilio es uno de los atributos de una persona física o jurídica,
por lo cual toda variación del mismo debe ser, en principio, voluntaria. El
canon constitucional del libre tránsito confirma esta pauta para todos los
habitantes del país (art. 14 bis).
En el caso de los ancianos, la
cronología no establece que carezcan del domicilio como derecho y del cambio de
residencia como elección.
Las residencias geriátricas son
lo que su nombre indica, una residencia, y por lo tanto son los mismos ancianos
quienes luego de evaluar la conveniencia de mudar temporal o definitivamente de
residencia, pueden evaluar sus servicios y elegir vivir en sus instalaciones,
contratando directamente con el prestador.
Esta mudanza no puede
transformarse en una internación o un castigo que esgrimen parientes abusadores
en sus amenazas contra los mayores. Las internaciones están limitadas a los
enfermos físicos o psíquicos.
Desde el punto de vista legal
privar a una persona capaz de su libertad, imponiéndole una residencia
compulsivamente, es un delito.- De ese delito participan tanto quienes prestan
el servicio de residencia geriátrica, sin el consentimiento informado del
anciano, como los familiares que mediante coacción establecen esta forma atípica
de contratación.
En caso de duda sobre la
capacidad de elección, la justicia debe intervenir para evitar la transgresión
de los derechos humanos de los ancianos. En una adecuada regulación sobre las
instituciones debería contemplarse un mayor control sobre la forma de ingreso de
los alojados, para poder proteger a los compelidos a mudar de domicilio.
Todo lo expuesto teniendo en
cuenta que el mantenimiento de un domicilio de su elección debe ser la regla
para el anciano y la institucionalización la excepción, con todos los recaudos
para garantizar la calidad de vida de los alojados.
Para ello, sin perjuicio de la
legislación, debe establecerse la conciencia suficiente a través de la
divulgación de los derechos de los ancianos a la elección del lugar donde desean
vivir". (8)
Es indudable que el actual modelo de prestaciones debe ser modificado,
incluyendo no sólo a los establecimientos geriátricos privados sino también
aquellos que dependen de Entidades de Bien Público, Municipios, Provincias y
Nación, y reemplazarlo por una modalidad de atención que integre a los Adultos
Mayores con el resto de la sociedad, no discriminándolos bajo mitos y prejuicios
que distorsionan la realidad. Para ello son imprescindibles las normativas de
funcionamiento y contralor que deberán contemplar al menos algunos de los
siguientes aspectos:
Ofrecer
un ambiente (clima social), que satisfaga la necesidad de confort y decoro
indispensables para una vida digna, respetando pautas culturales y normas
vigentes.
Posibilitar
condiciones funcionales que brinden seguridad y fácil adaptación.
Respetar
la individualidad de los residentes dentro del marco de la convivencia,
facilitándoles y estimulándoles el encuentro y su integración en la comunidad.
Propiciar
su participación activa a través de grupos de autogestión, en función de sus
posibilidades y características.
Poseer
una organización y administración correctas, que permitan un adecuado
funcionamiento.
Atender
la salud de los residentes, tanto en la faz asistencial como en la preventiva y
rehabilitatoria, haciendo extensivo el concepto a lo psicosocial.
Contar
con recursos humanos (profesionales y no profesionales) con identidad propia, y
que desde las distintas especificidades aborden la atención integral y
continuada de los Mayores, bajo la Coordinación de un profesional Gerontólogo.
Trabajar
el tema de la importancia de mantener los vínculos con sus familiares;
esto es prioritario si el objetivo es la
CALIDAD
DE VIDA. La
participación de las familias ofrece ventajas evidentes: responsabiliza y
desculpabiliza a estas últimas, es un medio de llenar de vida al establecimiento
y, por lo tanto, contribuye a frenar el proceso de deterioro mental y físico del
anciano.
El entorno físico incluye el ámbito de la unidad de cuidados, instalaciones
accesibles, el ambiente social, el tipo de pacientes y el del personal encargado
de cuidados, influye notablemente en la interacción social de los residentes,
que debe potenciarse para conseguir un mayor bienestar.
Concluyendo
"La
Violación
de los Derechos Humanos a la Salud, a
la Seguridad Social,
sumados al despojo de lo que legítimamente se ha adquirido con el aporte de los
años, confiando en ser el condómino de una Obra Social, conlleva a una situación
de desamparo que no puede ser vista con indiferencia, ni por los funcionarios
públicos, ni por la comunidad en su conjunto, ya que cada uno de nosotros, en un
futuro, puede vivir situaciones similares bajo la impávida mirada de sus
conciudadanos". (8)
Berlinger señala enfáticamente
que: "La responsabilidad social por la salud
ha ido decreciendo progresivamente en el escenario global, llegando en la
actualidad a ser también presa del "mercado". Con la excusa poco creíble que el
Estado es ineludiblemente ineficiente en el cuidado de la salud, se pretende
convencer a la sociedad que sólo aquellos cuyo objetivo es ganar dinero pueden
diseñar modelos eficientes y ocuparse de la atención de salud". (9)
Vivimos hoy en un mundo en el que las respuestas de la ciencia y de la técnica
parecen haber reemplazado la utilidad de la experiencia de vida acumulada
por los Ancianos a lo largo de toda su existencia. Esa especie de barrera
cultural no debe desanimar a las personas Mayores, porque tienen muchas cosas
que decir a las nuevas generaciones y muchas cosas que compartir con ellas; a la
tendencia de la sociedad a marginar a quienes ya "no consideran personas
productivas ni competitivas", se agregan las vicisitudes de quienes son
institucionalizados.
Animarse a "ponerle voz al silencio", sobre este tipo de maltrato, no es tarea
sencilla, ya que los Ancianos rara vez denuncian, ya sea por temor o por
vergüenza, pero también porque la mayoría desconoce sus Derechos. Por eso
subrayamos el rol indelegable del Estado, ya que cuando éste no protege a sus
ciudadanos de otros que puedan causarle daño, comparte la responsabilidad de
tales actos con quienes los cometen.
"Ampliar las responsabilidades en la protección de los Derechos humanos
significa no centrarse únicamente en lo que hacen los gobiernos, sino también en
lo que no hacen para promover y defender esos derechos". (10)
Si no se comienza, por esclarecer la intrincada manipulación, si no se lucha por
lo evidente, la batalla está desde sus inicios perdida; porque como dijo Bertold
Brecht:
"Malos tiempos son aquellos en los que hay que luchar por lo evidente". Y
nuestro José Hernandez en su Martín Fierro nos hace pensar ..............
Respeten a los Ancianos, el
burlarse no es hazaña... La cigüeña, cuando es vieja, pierde la vista, y
procurancuidarla en su edad maduratodas sus hijas pequeñas; aprendan de las
cigüeñas.
Bibliografía
1) Libro "Ancianidad y Derechos
Humanos" Compilador Dr. Santiago N. Pszemiarower. Ed. Asamblea Permanente por
los Derechos Humanos. Marzo-2000
2) G. Goda y J.P. Junod, "La Psicología
del Paciente Anciano", Folia Psychopractica. 1980.
3) Dr. Leandro Despuig. Ex
Presidente de la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas.
4) Campaña Mundial Pro-Derechos
Humanos, Serie de Estudio Nº 6 Naciones Unidas-1993.
5) Mannoni, Maud, "Lo nombrado
y lo innombrable", Ed. Nueva Visión. Argentina 1997.
6) Plan de Acción Internacional
Naciones Unidas. Viena 1982.
7) Oficina Sanitaria
Panamericana O.P.S. Sinopsis Informativa. Diciembre de 1991.
8) Libro "Ancianidad y Derechos
Humanos" ut supra. Dra. Susana Finkelstein.
9) Berlinguer, Giovanni,
"Ética de la Salud", Lugar Editorial. 1996.
10) Consejo Económico y Social.
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Naciones Unidas.
[1]
Síntesis de la presentación
en el Tribunal Ético realizado en la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires (Diciembre-2002) por el Dr. Santiago N. Pszemiarower con
la colaboración de la
Lic. Nora Pochtar. Comisión "Los Adultos Mayores y sus Derechos" de la
Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de
la República Argentina.
Fonte:
www.gerontologia.com.ar - Año VI,
Edición Nº 54, Julio de 2004. |
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