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Resistiendo a la declinación


Por Kenneth y Mary Gergen

 

Uno de los temores predominantes durante el envejecimiento gira alrededor del sentido de la declinación inminente. La persona no puede realizar varias actividades con la misma eficacia ­ practicar deportes, recordar nombres, manejar un automóvil, etcétera. Sin embargo, la misma idea de la declinación depende de la suposición de que el buen desempeño en ciertas actividades es importante. No tengamos temor al descenso en la velocidad con que podemos atarnos los cordones de los zapatos, porque nadie le da
valor a hacerlo. Hasta cierto punto, el sentido predominante de la declinación es esencialmente el resultado de aceptar las definiciones o conclusiones de otras personas. Resistirse a la definición es quitarse el peso de la declinación. Una investigación reciente indica que resistir es indudablemente un medio elemental de manejar la edad.


Un estudio longitudinal de cuatro años de duración fue realizado con uma muestra esencial de 762 participantes, con edades entre los 58 y los 81 años, para valorar cómo se enfrentan las personas con los deterioros funcionales que pueden interferir con las actividades de la vida. Los resultados indicaron que las personas tendieron a hacer esfuerzos compensatorios para contrarrestar los deterioros hasta cerca de los 70
años. Trabajan más duramente, hallan maneras de adaptarse, etcétera.


Después de esa edad había una disminución en los esfuerzos para compensar sus dificultades. Pero este cambio no hacía que las personas estuvieran menos satisfechas con la vida. La satisfacción con el desempeño efectivo permanecía estable a través de todo el rango de edades.


¿Cómo es que permanecía tan elevada la satisfacción? Principalmente resistiendo las definiciones comunes. Las dos estrategias principales de la resistencia fueron documentadas. Por un lado, muchas personas dejaron de definir su desempeño en términos de la cultura común. Preferiblemente, desarrollaron estándares nuevos para los buenos desempeños. Antes que preguntarse: "¿Soy todavía bueno en esto?", se preguntan, "¿Soy bueno em esto para mi edad?". Un segundo modo de resistencia fue desacreditar la importancia de la destreza o la habilidad. Llegaron a ver que no era tan
importante engancharse en las actividades que requerían las capacidades perdidas. "¿Por qué es tan importante sobresalir en estas cosas?" – se preguntan.


Quizás a cualquier edad estas son dos estrategias excelentes para vivir una vida satisfactoria: ser el mejor que uno puede ser dentro de lãs circunstancias, y tener presente que hacer las cosas tan bien no es absolutamente importante.

 
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Fonte: Coping with Deficits and Losses in Later Life: From Compensatory Action to Accomodation (Enfrentándose con los Déficit y las Pérdidas em los Ultimos Años: De la Acción Compensatoria a la Adaptación), por Klaus Rothermund y Jochen Brandtstadter. La Psicología y el Envejecimiento,  2003, 18, 896-905.